Desde tiempos inmemoriales, ha existido siempre en la tradición Hermética así como en toda rama filosófica o mística del saber, la creencia en un postulado al que se conocía por la expresión: “Ley o Principio de Vibración” Este Principio que en la antigüedad había sido aceptado como acto de fe o de convicción intuitiva interna por parte de los Iniciados, tardaría siglos en gozar de cierta reputación y credibilidad, ya que la ciencia de antaño carecía de los métodos necesarios para validar su existencia. Fue gracias al descubrimiento físico del átomo, de las partículas subatómicas y del nacimiento de la Física y Mecánica Cuántica, que pudo al fin corroborarse y comprenderse esta máxima ocultista que reza: “Todo vibra; todo está en continuo movimiento”
Hoy día es un saber ampliamente extendido que la materia de la que se componen nuestros cuerpos y todo cuanto nos rodea, está conformada por unas partículas minúsculas que se mueven sin cesar, y que es debido a la gran velocidad a la que éstas se desplazan, que los objetos físicos gozan de la aparente solidez que les caracteriza, aún a pesar de existir grandes porciones de espacio vacío entre los múltiples componentes cuánticos que forman o definen la estructura objeto de estudio u observación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario