La “Ley de Atracción” puede ser entendida en algún sentido como una continuidad o mejor dicho, un complemento de la “Ley de Vibración”. Según esta Ley o Principio de Atracción - sobre la cual ha hablado ampliamente en los últimos tiempos un famoso libro titulado “El Secreto”- aquella frecuencia en la cual se vibra, establece un patrón o un rango de frecuencias que por resonancia va a atraer a nuestra vida aquello que ostente una frecuencia afín a la que el sujeto esté emitiendo. La frecuencia emitida puede ser radiada a través de la voz, del sentimiento o de un pensamiento, o de una combinación de todos ellos.
De este modo se dice que el Tarot es un “medidor vibracional” o un método que sirve para traducir las frecuencias que se hallan en el mundo emocional, psíquico o mental de la persona que consulta este oráculo. Al mismo tiempo, el tarot representa en sí una serie de Arquetipos o modelos estructurados que se hallan en el consciente y en el inconsciente colectivo en el que se mueve el sujeto, de manera que “por Ley de Vibración y de Atracción”, el tarot establece o tiende un puente entre el mundo invisible y la vida cotidiana del consultante, determinando a través de un cómputo de probabilidades qué sucesos o acontecimientos posibles pueden manifestarse en la vida del sujeto, en virtud de los patrones o frecuencias vibratorias que se encuentran en el campo electro-magnético del sujeto y que han sido traducidas en imágenes y símbolos por las cartas que son extraídas durante la consulta.
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